En seguros de salud, la carencia es el período inicial tras la contratación de la póliza durante el cual ciertos servicios o coberturas no están disponibles para el asegurado. Su propósito principal es evitar que las personas contraten un seguro únicamente para cubrir un tratamiento inminente que ya saben que necesitan, protegiendo a la aseguradora frente a riesgos financieros altos. Las carencias pueden variar según el tipo de servicio: pruebas diagnósticas, hospitalización o intervenciones quirúrgicas pueden tener períodos distintos dentro de la misma póliza. Por ejemplo, una prueba diagnóstica podría tener una carencia de 6 meses, mientras que a una cirugía podrían aplicarse 8 meses. Comprender y respetar estos plazos es fundamental.
Ejemplo práctico: Si una persona contrata un seguro de salud y solicita la realización de una cirugía antes de que transcurran 8 meses desde la firma de la póliza, la aseguradora no cubrirá los gastos de la cirugía. En cambio, cualquier consulta o urgencia fuera del alcance de la carencia sí estará cubierta según las condiciones la póliza.
Consejo: Antes de contratar, revisa cuidadosamente los períodos de carencia para cada tipo de servicio. Si planeas procedimientos cercanos, considera seguros sin carencia o con períodos reducidos para evitar costes inesperados.